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El acné: un problema común que tiene solución

El acné es la enfermedad dermatológica más común en la adolescencia y edad adulta llegando a afectar hasta el 80% de la población. Es uno de los primeros signos de la maduración puberal, por lo que no es raro que niños entre los 7 y 12 años puedan tener algunos signos esporádicos de este proceso. En niños menores de esta edad, también se pueden presentar lesiones de forma excepcional y en esos casos deberá indagarse por otros factores asociados que indiquen una anomalía sistémica subyacente. Es normal que estas lesiones persistan hasta los 20 años e incluso hasta después de los 25, especialmente en la población femenina. Un aspecto importante a tener en cuenta acerca de este padecimiento es que la edad frecuente en la que se presenta hace que las personas sean susceptibles ante la repercusión emocional que implica esta condición, llevando en algunos casos a sufrir de trastornos psiquiátricos como la depresión y la ansiedad. 

Las lesiones principales del acné se describen como comedón abierto o cerrado. Los abiertos son los comúnmente denominados puntos negros, y los cerrados son pápulas o pústulas conocidos como barros, que deben su apariencia a la respuesta inflamatoria que se genera alrededor y a la acumulación de material purulento. Su aparición se explica en términos generales, por el taponamiento de las glándulas sebáceas a causa de un trastorno en la queratinización que favorece la aparición de las típicas lesiones. Los andrógenos juegan un papel fundamental debido a que aumentan la producción de sebo, lo que favorece el crecimiento de bacterias que normalmente están en la piel, las cuales se encargan de atraer células que favorecen la inflamación y todo sumado finalmente permite la aparición de pápulas, pústulas, nódulos y quistes. 

Es importante tener en cuenta que es una patología multifactorial, es decir su desarrollo depende de varios aspectos que deben ser tenidos en cuenta al momento de pensar en el tratamiento, entre ellos como se mencionó anteriormente: el influjo hormonal, la higiene y hábitos de cuidado facial, la edad, enfermedades coexistentes y la historia familiar. A la hora de trazar un plan a seguir, el médico puede basarse en varias clasificaciones existentes que ayudan a determinar la gravedad del asunto y así seleccionar de manera objetiva que tratamiento es el más adecuado. El arsenal terapéutico para el acné ́ consta de medicamentos tópicos y sistémicos que han demostrado su eficacia en la reducción de las lesiones tanto en número como en tamaño y evitan la aparición de cicatrices; además cuando estas ya están presentes se puede mejorar su aspecto. 


Estos medicamentos están orientados a atacar el origen de la enfermedad, bien sea el trastorno de la queratinización, la hipersecreción sebácea, la proliferación bacteriana o actividad inflamatoria local. En fases iniciales el objetivo principal será controlar la gravedad de las lesiones y reducir el compromiso, pero posteriormente al tratarse de una enfermedad crónica se deberán plantear terapias que mantengan los resultados en el tiempo y que el paciente sea capaz de cumplir y volver una rutina. Para esto podrán utilizarse grupos de medicamentos como los antibióticos, retinoides y/o terapias antiandrogénicas que se pueden emplear de manera tópica o sistémica y en conjunto con procedimientos que mejoren el aspecto de la piel como peelings o microdermoabrasiones según la decisión tomada por el profesional a cargo. 


Un punto importante dentro del tratamiento crónico de esta patología, es restringir el uso de cosméticos y productos que puedan empeorar el problema, se deberá seleccionar adecuadamente el protector solar, la rutina de hidratación y cambiar por ejemplo los polvos compactos por polvos sueltos en el caso de las mujeres. Adicionalmente es importante establecer una rutina de limpieza mañana y noche que permita remover las impurezas y así se genere un ambiente propicio para que penetren los demás productos a utilizar. En cuanto a la alimentación y otros hábitos se ha visto que dietas ricas en carbohidratos pueden favorecer la aparición de lesiones, aunque esto es debatido y no ocurre como regla general en todos los individuos. Aún así, es importante que se mantenga un adecuado estado nutricional en el que se incluyan de manera equilibrada todos los macro y micronutrientes y estar bien hidratado, pues esta es la única forma de verdaderamente cuidar la piel y el organismo en general, de adentro hacia afuera. 


Recuerda que: En innovación médica contamos con productos especiales para la rutina de cuidado facial, diseñados para que puedan ser usados por hombres y mujeres con patologías como el acné. Asesora siempre tu proceso de un profesional y consulta en caso de que presentes dudas acerca de tu salud. No uses fórmulas caseras o productos que no sean diseñados para el rostro, ya que pueden dejar lesiones permanentes.

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