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Skin Diet

La piel es uno de los órganos más complejos que tenemos, no solo por las múltiples funciones que cumple, sino en sí por su estructura, la interrelación que existe entre sus capas y células, su capacidad de mantener el equilibrio a través del flujo de sustancias y la selección de la amplia flora que la habita. Adicionalmente, es crucial como barrera protectora e inmunológica, permite la regulación de la temperatura corporal, tiene funciones endocrinas y es el contacto sensorial con el medio exterior. Su aspecto, olor, textura y color determinan en gran medida la autopercepción, por eso es uno de los órganos que manifiesta las emociones y el estado de salud en general de los individuos.

Alimentarse de manera saludable, en los últimos años ha cobrado gran importancia gracias a que múltiples estudios se han centrado en demostrar como lo que comemos impacta en el estado de salud y las condiciones de morbimortalidad. Dentro de ello, la piel y los anexos están ampliamente implicados cuando de nutrirse se trata, pues hoy en día se conoce que la dieta está estrechamente relacionada con el proceso de envejecimiento sistémico en general y que ciertos alimentos pueden provocar estados de inflamación crónica y generalizada, favorecer la aparición de condiciones propias de la piel, o, por el contrario, ser pilar de manejo de condiciones como el acné, la psoriasis y algunas dermatitis. Además, se reconoce que ciertos grupos de nutrientes mejoran el aspecto general de la piel, permitiendo que se mantenga firme, elástica, hidratada y sana. 

A grandes rasgos, el mejor consejo siempre será incluir una alimentación variada que permita suplir los requerimientos energéticos de cada individuo a partir de alimentos de buen origen que garanticen el adecuado aporte de macro y micronutrientes. Es decir, tener una dieta variada, suficiente y equilibrada, pues ningún alimento por sí solo logrará suplir todos los requerimientos diarios que la piel y el organismo en general necesitan. Se deben, entonces, incluir porciones generosas de vegetales, frutas y leguminosas que son antiinflamatorios y antioxidantes, y proteínas de buena fuente como las carnes blancas o magras, el huevo y los granos; disminuir al mínimo el consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares y carbohidratos refinados o con altos niveles de conservantes y mantener adecuados niveles de hidratación con un buen aporte de agua y bebidas antioxidantes sin azúcares o calorías vacías, como el café o té verde. 

Algunos nutrientes esenciales para el adecuado funcionamiento y apariencia de la piel son las vitaminas antioxidantes como la C, E, A, K y D, el complejo de minerales como el selenio, el cobre, zinc, magnesio y aminoácidos provenientes de las proteínas, ácidos grasos esenciales y omegas. Por ejemplo, la vitamina C es clave debido a que minimiza los efectos nocivos de la radiación, permitiendo mantener un aspecto joven y conservando sana la barrera protectora de la piel, debido a que los rayos UV degradan las fibras de colágeno y elastina que son las que dan estructura, resistencia y elasticidad a la piel. Esta vitamina se encuentra en altas concentraciones en las frutas como el kiwi, las uvas, los arándanos, las fresas, todos los cítricos y algunos vegetales como el repollo, el brócoli y el coliflor. Otro grupo importante es el complejo B, dentro de los que destacan la biotina, la niacina y el ácido pantotéico que se encuentran principalmente en los huevos, las carnes, la leche y algunos cereales, y se encargan de mantener la piel hidratada, tienen propiedades antiinflamatorias y son constitutivas de estructuras como las uñas y el cabello. 

Minerales como el selenio, el cobre y el zinc son fundamentales, pues mantienen el sistema inmune, protegen la piel del daño exterior y también del que se produce consecuencia del acúmulo de sustancias oxidantes. Adicionalmente, controlan la inflamación, permiten la adecuada cicatrización y son coadyuvantes en el manejo de condiciones como el acné. Estos se pueden incluir en la ingesta de mariscos y comida de mar, algunas nueces y verduras como los champiñones. Los ácidos grasos son esenciales en general, pues permiten mantener la estructura, flexibilidad y función de las membranas celulares, lo que en la piel se traduce en la adecuada permeabilidad, es decir, le permiten ser una barrera que repele sustancias físicas y químicas del exterior. Estos ácidos se pueden obtener de semillas y frutos secos como las almendras y los marañones, de algunos pescados como el salmón y el atún y de frutos como el aguacate, las olivas y el coco. 

Vale la pena resaltar, que nutrir tu cuerpo de adentro hacia afuera con alimentos de buena fuente y de manera balanceada, es gozar de buena salud y tener una piel radiante.

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